miércoles, 1 de junio de 2011

EL CAZADOR CAZADO

Telarañas en los ojos… ¡no quiero abrirlos!
Saboreando retazos de mi última conquista, entre sueños húmedos y placeres compartidos, todo mi cuerpo despierta. Saciada de sueño y tendida en la cama pensando… ¿qué hacer esta noche?
Bajo la ducha, el agua caliente reaviva mis sentidos despejando mi mente. Y recordando la noche pasada, mis pezones se erizan y mi cuerpo pide más.
Ante el espejo apruebo el atuendo elegido. Sexi pero elegante. Medias de seda con liguero. Un vestido lencero, suave, bien pegado a mi cuerpo… Esta noche me apetece algo especial…
En la calle espera mi coche.
Como una sombra me pierdo hasta el lugar elegido… ¡EL MEJOR HOTEL DE LA CIUDAD!
Al entrar voy directamente hacia el bar saludando al camarero con un guiño de complicidad…
-Buenas noches Señora ¿lo de siempre?
-Gracias Carlo. ¡Eres un amor!
Mientras espero mi copa oteo el panorama…mucho traje caro, mujeres luciendo joyas impresionantes (soborno de sus maridos y amantes) y alguna pareja…nada especial.
-Su copa Señora, con los respetos del caballero (señalando con una inclinación de cabeza).
Despacio, entornando los ojos, miro en la dirección señalada. El caballero levanta su copa a modo de saludo. No está solo. Una jovencita lo acompaña. Al acercarse se sonríe con malicia mirando de arriba abajo, sin dejar un solo detalle de mi anatomía…correspondo al descaro con mi mejor cruce de piernas.
-¿Me permite invitarla?
Delicadamente besa la palma de mi mano y sin soltarla me conduce hasta su mesa. Esperando que la joven de señales de vida (sentada, sin mirar ni hablar) la conversación entre los dos deriva hacia asuntos más íntimos…sin nombres ni identidades, no hacen falta para ciertas “situaciones”
-¿Subimos a la habitación? Estaremos más cómodos…
En ella, sin más preámbulos, arranca la ropa de la chica dejándola desnuda. Acto seguido saca una fina vara de bambú y dibuja mil marcas en el cuerpo de su presa hasta que termina tirada en el suelo. De su boca ni un solo gemido…Con una cuerda ata sus manos a la espalada, de rodillas, esperando. Quitándose el cinturón  lo coloca a modo de collar en su cuello. Tirando de él, estrangulando a su “perra”.
Mientras, contemplo el espectáculo…
La pequeña osa levantar la cabeza para respirar. Su cuerpo casi invisible hasta ese momento me habla... Cicatrices y quemaduras recientes ¡su cara! Lágrimas surcan el bello rostro que mira sin expresión alguna, vacía, exhausta… 
Sentado con una copa en la mano, enciende un cigarro que deja en un gran cenicero de cristal  esperando su idónea ” incineración” mientras tira de la improvisada correa, disfrutando de la humillación de esa pobre criatura.
¿Cómo había llegado hasta las manos de un maltratador?
Mirándome con satisfacción,  deja claro que aún no había terminado… ¡Ya entiendo! El gusto por exhibirse, por demostrar su poderío le excita. Pero no quiere una espectadora ¡la próxima soy yo!
Me canse de este juego maldito…no me gusta ser el ratón ¡la cazadora soy yo!
En su mirada lascivia, poder, soberbia… ¡SORPRESA!
Capturando su atención, me desnudo para él. Beso su boca con ansia mientras lo despojo de la ropa y al oído empiezo a hablarle muy suave, melosa…
-¿Quieres ver como tu perra se retuerce de placer? – Mientras, lo empujo hasta una butaca. Sentando, con una vista perfecta del espectáculo…
De rodillas, moviendo mi culo de forma sensual, gateo hasta ella. Con mis manos tomo la cara de la niña y beso cada una de sus lágrimas. Con esfuerzo consigo que reaccione…y entre caricias y besos le digo al oído…
-Tranquila, relájate ¡confía!
Colocándome a su espalda tiro de su pelo, arqueando su cuerpo hacia mí. Quitando el cinturón del cuello para morder tan suculenta piel. Bajando con mi mano por su pecho, pellizcando sus pezones, arañando el pubis alcanzo su clítoris…Gimiendo de placer, dejando que su cuerpo sea mío. Desato las cuerdas de sus brazos fundiendo nuestras pieles en un abrazo sin dejar de sentir hasta morir de placer en mis manos.
-Perra, ¡aun no has terminado!- Con sus greñas enredadas en mis dedos, pongo su cara entre las piernas del sorprendido cabrón - ¡Chúpala puta!
Tan extasiado esta que no repara en mí plan. Con su corbata le tapo los ojos (un juego más, jaja) Aprovecho la cuerda para muy delicadamente atarlo a la silla…Un lazo corredizo alrededor del cuello…y vueltas, más vueltas por su torso y brazos ¡que divertido! De un solo tirón la soga se tensa, prisionero, amarrado a la silla desde el cuello hasta la cintura. El muy capullo intenta levantarse, pero la cuerda lo ahoga. Termino de sujetar las piernas a la butaca. Ahora sí, ¡ya eres mío, cabrón!
Remató la faena con un par de detalles, solo para divertirme y escarmentarlo. Introduzco en la boca su calzoncillo y con uno de sus calcetines a modo de mordaza lo sujeta en su sitio, y con el otro calcetín ato sus pobres atributos, apretando hasta tornarse de un color…rosadito.
Con cuidado ayudo a la pequeña, que mira sin hablar intentando dejar de temblar. Nos vestimos y arreglamos, intentando que no se note la desazón de ambas.
Con todo desprecio me despido de semejante elemento…
-Gracias por tan agradable velada. ¿Seguro que no la olvidaras en tu vida? yo no ¡te lo juro!
Al salir del ascensor, sin soltar a mi acompañante (se derrumbaba por momentos) me dirijo al mostrador de recepción con una sonrisa de oreja a oreja.
-Buenas noches. El caballero de la 658 quiere que le suban el desayuno a las 7 de la mañana, en punto. Por favor, no llamen a la puerta, estará levantado esperando. Tiene mucha prisa, cosas de negocios… ¡ya sabe! – Como me gusta hacerme la tonta…jajajajaja
Mi fiel taxista esperaba en la puerta. Al ver el estado en que estábamos, rápidamente salió del auto para recoger a la muchacha y acomodarla en el asiento de detrás, junto a mí. Solo una mirada por el retrovisor y un giño de complicidad, para calmar mi espíritu se perdió por la ciudad.
En el coche la pobre niña ya no aguanto más, entre mis brazos rompió a llorar sin parar. Segura en mucho tiempo, protegida y viva. Llegamos a mi esquina, mi guarida donde la acosté y arrope…dejando que llorase hasta quedar dormida.
Los días pasaron, el cuerpo sano y poco a poco me fue contando. Miseria, necesidad… ¡La vendieron al mejor postor! Una historia como muchas, ¡por desgracia! pero esta vez con final feliz.
Moví algunos contactos, pedí favores (que devolveré con gusto) Está a salvo, segura en un lugar  indeterminado, con el juramento de que siempre que necesite algo…
¡¡SABRA DONDE ESTA MI ESQUINA!!
(L.E.D.D)











2 comentarios:

  1. ¡¡¡Bravo, Dama Deseo!!! Me ha encantado este relato. Es una historia genial. Le animo a que siga escribiendo. Saludos y mis respetos.

    ResponderEliminar
  2. Gracias kohana.
    Intentare, seguir escribiendo, bueno o malo son mis letras,y los ánimos hacen mucho...
    Besos cielo.

    ResponderEliminar