Nada perturba el
silencio.
Exilio oportuno, íntimo.
Refugiada dentro de
mi jaula, sin más sustento que mis vísceras moribundas.
Ávida, ansiosa…
Ante mí, como letanías,
despliego los versículos de mí fe.
Concentrada en ellos,
preparo la mente.
Cuerpo hambriento de
oraciones y dogmas.
Sediento de credos esperamos
el momento…
Como siempre, sin
prisa, sin pausa.
Examino el trabajo,
minucioso, reverente, casi etéreo.
Preparas el altar con
el silencio de tu deseo.
Detalles insinuantes en el baile de tu cuerpo.
Detalles insinuantes en el baile de tu cuerpo.
Llegado al punto, ansió el boato.
Humana, que para
nutrirse, necesita tu materia…
Escribir otro versículo.
Completar mi credo...
Aumentar...
Escribir otro versículo.
Completar mi credo...
Aumentar...
¡¡Tu fe!!
Con fuerza, usando ese ritmo de frases y con le deseo destilado como un depredador en cada esquina de este poema... Tiene carácter, energia y estilo propio.. Me gusta.
ResponderEliminarSaludos desde mi isla.
Cada persona tenemos un ritmo, sentimiento, alma.
ResponderEliminarMe alegra que te guste.
Besos desde mi Esquina.